Esta semana se cumplirán diez años desde que Ángel Cabrera se consagró como el primer latinoamericano en ganar en Augusta. En 2009, el golfista de Villa Allende, Córdoba, se calzaba el preciado saco verde y hacía suya la edición 73 del Major más importante del mundo, para muchos. Con 39 años, y a dos de haber ganado el US Open en Oakmont, Cabrera pasaba a formar parte del selecto grupo de ganadores del Masters. No le fue sencillo, ya que recién pudo levantar su puño luego de hacer el par del segundo hoyo de desempate a muerte súbita que jugó con los estadounidenses Kenny Perry y Chad Campbell. Los tres habían terminado empatados con el mismo total de 276 golpes, -12, al cierre de las cuatro rondas. De esa manera, Cabrera hizo historia al convertirse en el único argentino en ganar dos Majors.
El sudafricano Trevor Immelman fue tiene tuvo el honor de probarle el tradicional saco de campeón al hombre de Córdoba, que días después fue recibido como un verdadero héroe en su provincia. «Este es el momento más feliz de mi vida en el golf. Cuando gané el US Open, Roberto De Vicenzo me dio una foto con el saco verde y me dijo que algún día sería mío», comentaba Cabrera ante las cámaras de televisión que cubrieron el certamen, momentos después de su consagración. Desde este jueves, el Pato vivirá una nueva edición del Masters, acompañado en este caso por su compatriota Emiliano Grillo. Diez años atrás, el golf argentino marcaba un nuevo punto de inflexión en su rica historia, algo que este domingo puede volver a darse.