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El Golf y la Ecología

La proliferación de canchas de golf en el mundo, de la cual también participa la Argentina, hace que algunos ecologístas y muchos idóneos critiquen estas áreas tan ciudades y prolijitas.

Introducción

La crítica sin un conocimiento profundo del tema y sobre todo, sin un criterio equilibrado, no extremista, hace aparecer a la cancha de golf como el paradigma de la destrucción del ambiente. Estos conceptos crean confusión y sentimientos encontrados. Un golfista que vive en una ciudad como Buenos Aires siempre creyó que jugar al golf era estar en contacto con la naturaleza y hoy puede leer que hacerlo, es como «tomar un baño de pesticidas». «Ni muy muy, ni tan tan», así reza un viejo refrán; trataremos de aclarar estos conceptos para que se entienda que no es así y se conozca que se está haciendo en el Argentina.

El medio ambiente

El principal problema que hoy afronta el hombre es la superpoblación mundial. Este problema, ya advertido hace muchos años por Malthus, no se está evidenciando tanto en la falta de alimentos, como el lo predijo, sino en la destrucción del medio que habita el hombre, «Homo sapiens». Cualquier actividad humana compromete al medio y lo modifica para siempre; producir alimentos, vestirse, hacer casas, rutas, canales, un parque o canchas de deportes. Partamos de la base que solo restan espacios «prístinos» en aquellos lugares inaccesibles, inhabitables o en las áreas reservadas como son los Parques Nacionales. Convengamos también que el hombre necesita hacer deporte y para practicarlo requiere sitios especiales, con tratamientos específicos que por supuesto modifican el medio. Qué modifica más el medio? – 40 has. de una cancha de golf con 2 has. de césped en greens y tees, de tratamiento intensivo, 18-20 has. de fairways con un tratamiento mediano y otros 18-20 has. de arboledas, lagunas y rough con bajísimo tratamiento. – O un completo, como es un club de fútbol, que ocupa 2 has. de césped de tratamiento intensivo y unas 10-20 has. de superficies «pavimentadas» de tribunas, oficinas, vestuarios, paddle, tenis, piscinas, estacionamientos, accesos y todos los etc. que se quieran sumar.

No cabe ninguna duda que la segunda alternativa es peor, desde el punto de vista ecologista. Sí, la cancha de golf en su construcción y manejo posterior modifica el medio adaptándolo para el juego, pero trata de mantener un ambiente natural donde convivan algunas especies como pájaros, peces, sapos, insectos y los jugadores. Lógicamente no podemos dejar que las vizcachas, los grillos topos o a un yaguareté ocupen el área de juego. Se debe permitir que viven, aquellas formas de vida que no afecten la posibilidad de practicar un juego lógico.

Que se está haciendo (o intentando)

El tema es muy importante y deberíamos desarrollar nuestra propia tecnología de conservación, pero por ahora adaptamos técnicas foráneas.

Diseño

Se deberían hacer canchas más amplias, con espacios naturales intercalados, que permitan la vida autóctona. Se deben tratar de aprovechar las condiciones naturales de desniveles o cursos de agua y hasta carcavas de erosión. La evolución en este tema ha sido notable, abandonando la vieja idea de que una cancha debía ser, en toda su extensión un «jardín» perfecto.

Construcción

Cambia irreversiblemente lo existente, crea lomas, bajos, lagunas, construye riegos y drenajes, pero finalmente repone una superficie o tapiz de césped que permitirá cierta vida de flora y fauna, oxigenará el ambiente y servirá para el juego al aire libre.

Manejo

La primera medida es capacitar a todo el personal pero especialmente a encargados y superintendentes que son los que deben llevar a la práctica las recomendaciones de manejo. L a idea es que conozcan los riesgos e inconvenientes del mal uso de pesticidas. Se están realizando cursos, charlas, conferencias, se publican revistas y se hacen reuniones, para mejorar el nivel de preparación. – La contratación de asesores, ingenieros Agrónomos especializados, que visitan regularmente las canchas y son los responsables técnicos es imprescindible; su conocimiento del tema permite ajustar y minimizar inconvenientes. – Se trata de usar productos seguros, o menos peligrosos al hombre y al medio ambiente, pero todos sabemos que son muy pocos los totalmente inócuos y se deben usar con criterio.

En esto se ha adelantado notablemente en los últimos años, a modo de ejemplo el uso de clorados para control de insectos de suelo hoy se ha reemplazado por piretroides u otros productos inócuos a los pájaros. – También se trata de aplicar dosis mínimas compatibles con el control de la plaga y el nivel de daño que está causando. Lógicamente un green cortado diariamente 3 mm., sobre un suelo arenoso y permeable, necesita ser regado, fertilizado y desinfectados además de aereado, rolado, carpeteado, realizado cortes verticales y otras prácticas, pues sino no soportaría esta exigencia y no se podría jugar golf. – En el resto del área se aplican criterios, práctica, inteligencia, etc., tratando de controlar malezas y plagas en forma preventiva, la acción curativa se ejerce cuando el nivel de daño así lo aconseja. Seamos razonables uno puede dejar un cierto nivel de lombrices o gusanos blancos, pero cuando éstos convierten en un barrial una zona de juego deben ser controlados a niveles aceptables; no se debe tratar de conseguir la eliminación total. Se debe manejar permanentemente la idea de nivel crítico de daño. Otro factor a tener en cuenta es la forma y el momento de aplicación para evitar arrastres a lugares no deseados (lluvias,vientos, etc.). – También se aplican medios mecánicos de reducción o control de plagas que permitan evitar el uso de substancias químicas, cortes verticales, horizontales, aereados, etc.. – Finalmente se están estudiando medidos biológicos de control, que deberán adaptarse a nuestro medio.

Estas investigaciones no se hacen aquí pero deberíamos empezar a realizarlas buscando nuestros propios «enemigos naturales» de malezas y plagas. Valga como ejemplo uso de peces como son las «carpas de pasto» o Sogyo en el control de malezas de lagunas; también podemos decir que céspedes híbridos densos desplazan la población de malezas evitando el uso de herbicidas. Se trata de un equilibrio entre el mejor juego posible y determinado tipo de vida vegetal y animal. Hoy las mismas autoridades de un club, han tomado conciencia y no exigen al profesional niveles de limpieza total.

Conclusiones

Las 35-60 has. que ocupa una cancha de golf, son un «pulmón verde» que sirve al entorno que la rodea, oxigenando y limpiando el aire; son un espacio mejorado que se usa para deporte y esparcimiento de la población, se trata de un lugar muy agradable, como si fuera un enorme parque, donde tienen su habitad numerosas especias animales y vegetales. Muchas veces se aprovechan tierras no aptas para otros fines, poniéndolas al servicio de la comunidad. Tampoco debe olvidarse que de una cancha de golf viven directa e indirectamente cientos, si cientos! de personas: gerentes, asesores, encargados, personal, caddies, profesionales, proveedores de servicios, de agroquímicos, de semillas, de maquinaria, de riego, de combustible y lubricantes, fleteros, fabricantes de equipos e indumentaria, publicistas, fotógrafos, editores, y muchos más. No desconocemos que el golf implica pastos especiales, uso de agua de riego, de fertilizantes, insecticidas, herbicidas, funguicidas, y alteraciones de forma del terreno, pero cualquier cultivo de soja, flores, frutales o algodón los consume en igual o mayor cantidad.

Podemos concluir que se debe considerar al golf como una actividad que afecta muy poco al medio ambiente como toda actitud humana; pero que a su vez crea condiciones para el mantenimiento del medio bastante natural que es aprovechado por el mismo hombre en su salud física y mental. Debemos seguir pensando y ejerciendo nuevas formas de mantenimiento, que impliquen menor agresión al entorno para la satisfacción de todos. Este quizás sea el mayor desafío que debamos enfrentar los Ingenieros Agrónomos dedicados a esta apasionante tema del césped.

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