Miércoles 29 de julio de 2015. Las demoras provocadas por las adversas condiciones climáticas que se dieron en el pasado British Open jugado en el Old Course de St. Andrews hicieron que el campeonato tuviera que esperar un día más para conocer al ganador. Pero no sólo fue esto lo que lo hizo singular, sino también la imborrable imagen del momento en el que Tom Watson se detuvo a saludar en el fairway del 18 para coronar su despedida del torneo más antiguo del mundo.
Lo cierto es que mientras los jugadores luchaban contra el campo y vientos de casi 70 km/h, los innumerables salones que se encuentran diseminados a través de los edificios cercamos a la cancha eran una enorme telaraña de networking en la que participaban dirigentes de todo el mundo. La R&A es la entidad que cuenta con más países afiliados, con una fuerte heterogeneidad entre los mismos. Sin embargo, las inquietudes son las mismas: el amesetamiento en la cantidad de jugadores (en los casos en la que la situación es más benigna), la dificultad de captar nuevos golfistas, los inconvenientes con la demora en el juego, los problemas de los clubes, por sólo citar algunas. Reconocido por los propios dirigentes, en todo el mundo los cambios en los hábitos de la población, que impactan indirectamente en el desarrollo del golf, se dan cada vez más rápido; y pareciera que en los clubes, las reacciones para contrarrestarlos son cada vez más lentas.
Qué se está haciendo. Hay varios tópicos en los que se está trabajando a nivel global, que van desde nuevos programas de enseñanza para principiantes, la capacitación permanente en el personal que trabaja en los clubes, la introducción del golf como materia en los colegios y el nuevo Sistema Mundial de Handicap. Son acciones que quizás no sean sencillas de implementar, pero será inexorable llevarlas a cabo para revertir esta realidad.
Quién no hubiera deseado que Watson, cinco veces campeón, hubiese esta vez hecho el corte clasificatorio. Es más, quién no hubiera soñado con un Open como el de Turnberry del 2009, cuando se paró con casi 60 años puntero en el hoyo 72, pero con final distinto, claro. Una era se cierra con Watson saludando desde el Swilcan Bridge. Una era que quizás ayude a pensar que es el momento de grandes cambios.