

Además de su rica historia y cancha tradicional, el GCG San Martín tiene algo que lo diferencia de muchos clubes: Tiene un Presidente de noventa años de vida y experiencia, que guarda en sus alforjas muchos recuerdos, anécdotas y vivencias increíbles. En la plenitud de su segundo mandato al frente de la institución, admite que le cuesta cada vez más alejarse de las setenta orquídeas que cuida celosamente en su hogar, una de las pasiones que heredó de su madre, y que el físico tampoco le hace favores a esta edad.
Pero sin embargo, “Coco”, como se lo conoce en el San Martín, está siempre. “A mí nadie me conoce por mi primer nombre; acá en el club soy Coco para todos”, destaca como primera reflexión Enrique Lombardini, e insiste con el tema: “si me llamás por mi nombre lo más probable es que no me dé vuelta”.
Argentina salió Campeón del Mundo hace solo dos días al momento de hacer esta entrevista y en las cercanías del club los puentes que cruzan General Paz se van poblando de fanáticos que buscan saludar a los jugadores de la selección. Esto no le es extraño a Coco, que no sólo es hombre de golf, es hombre del deporte en general. En su juventud supo ganar el Premio Eva Perón en ciclismo y previo a ello integró los equipos de cuarta y quinta división del Dock Sud, donde jugó con Rogelio Domínguez, arquero de la Selección Nacional y del Real Madrid. Además, Coco se jacta orgulloso de haber sido una de las miles de almas que presenció la final del 78 en el Monumental.

Ese fue un año especial para él, porque además de gritar los goles de Kempes desde la tribuna, en 1978 Coco llegó a su amado club. “Me trajo mi gran amigo Jorge Bertani, que era Vicepresidente. Era proveedor de mi perfumería y nos conocimos pescando truchas en el sur. El me insistió aunque yo de golf no sabía nada. Mi primera clase no fue la mejor porque yo no sabía nada y tuve un profesor muy serio. Después, otro Profesional mucho más dado me comenzó a enseñar y después de la tercera clase ya estábamos caminando la cancha. Ahí me convertí en fanático del golf. Con Bertani fuimos a pescar hasta Alaska y estando el ya internado, yo lo visitaba para contarle como estaba el club; recuerdo que él me decía tenés que hacer esto, tenés que hacer lo otro. Con Jorge aprendí mucho y fue un gran amigo”, reflexiona Coco, mientras recibe el décimo saludo de la mañana en menos de quince minutos.
Un desafío difícil pero no imposible
A Coco Lombardini le tocó encabezar las negociaciones por las cuáles el San Martín GC comenzó a comprar en cuotas las tierras que aún pertenecen al Estado. Hace ya más de veinticinco años que se logró un acuerdo beneficioso para ambas partes que dejó de cumplirse por distintas razones cuando el ya no era Presidente del club.
Fueron momentos complicados para el club los que le siguieron a su mandato. Se incumplió el convenio acordado por la adquisición de las tierras, el club mermó significativamente su población de socios y los problemas generales que atañen a cualquier club de cualquier actividad se hicieron propios en el club que nació hace ya 110 años y que es uno de los fundadores de la AAG.
Frente a un panorama cada vez más complicado, a varios socios se les ocurrió la idea de convocar nuevamente a Lombardini para que se ponga al frente del barco. “En la Asamblea para elegir autoridades, quienes se presentaron para ocupar el cargo no completaban todos los requisitos o no tenían antigüedad. Frente a este problema, me ofrecieron el cargo nuevamente y lo acepté gustoso”, admite Coco.

La repregunta se hace obvia y tiene que ver con la razón de volver a embarcarse en una empresa así. “El club me necesitaba y tenía a gente muy buena que me acompañaba en el proyecto, con mi nieto Lucas incluso como actual Vicepresidente. Por otra parte, en este club conocí a muchas personas e hice muchísimos amigos. Acá no hay distinciones, no se trata de ser abogado, médico, comerciante, empresario o carnicero. Acá somos todos amigos y muchos de los que trabajan aquí me llaman todos los días para ver como sigo”.
Cuando habla de su club, Coco parece tomarse su tiempo para expresarse. “Todos tienen algo que hacer acá, tenemos muchos chicos jugando en la “Escuelita” y también una escuela gratuita para personas con capacidades diferentes. El otro día jugaron su primer torneo y vinieron a abrazarme cuando les daba los premios. Fueron muchos los abrazos que me dieron y para mí eso es impagable”, admite Lombardini al mismo tiempo que se señala el corazón. “El golf es un deporte para toda la vida; mi hermana tiene 96 años y sigue jugando”.
Lombardini destaca que quienes lo acompañan en la tarea administrativa son verdaderos “Leones” y una “Leona” (se refiere a la tesorera Catalina Martínez). “Yo les marcó el camino con mi experiencia y aprovechando que conozco al club desde las raíces; así me enseñó mi amigo Bertani: cuando uno es dirigente debe trabajar para que los demás jueguen. Puedo decirte que soy millonario del cariño que me da la gente”.
Obviamente, las autoridades del GCG San Martín trabajan en forma desinteresada, en muchos casos con gente que además de su labor, en alguna ocasión también aportó capital. “Somos gasoleros y nuestro combustible es el reconocimiento de la gente, que vengan y te digan que la cancha está muy bien, que los árboles están cuidados. Nuestro combustible es el halago y si hay algo que está mal, esperamos que acudan a nosotros para señalarnos de que se trata. Creo que debemos entender que el club no está para servirnos a nosotros. Nosotros estamos para servir al club, para preservar su historia, verlo crecer y respetar los más de cien años por la que pasaron un montón de amigos. Este es nuestro club.”
Las Relaciones Públicas como herramienta de amistad
Coco Lombardini es un amplio conocedor de las relaciones públicas. Se podría decir que en esta materia fue un adelantado. El golf y su destreza en los negocios lo llevaron a conocer a grandes personalidades como Coco Channel, Alain Delon y por supuesto a golfistas de renombre como Roberto De Vicenzo y hasta Severiano Ballesteros con quien tuvo la suerte de jugar un Pro Am organizado por la firma Lancome en Europa. “Siendo Presidente de la Cámara de Perfumistas me invitaron a jugar y cuando llegué me encontré con Ballesteros, Olazabal, Langer, Norman, el Gato Romero y Cóceres, por decirte algunos. Estaban todos en el putting green y yo no me animaba a entrar. Finalmente, di el paso y todo fue una gran experiencia. Recuerdo que le pedí a mi esposa que me sacara muchas fotos para mostrarle después a los muchachos”, recuerda entre risas Coco.

Bajo su presidencia, el club ha recibido a distintas personalidades del ambiente artístico, deportivo y político. Nombres como los Enzo Francescoli, Norberto Alonso, el propio Marcelo Gallardo y Carlos Saúl Menem son, por caso, ejemplos concretos de lo dicho. “Con el ex Presidente fue muy gracioso. El vino al club y yo no estaba enterado. Entonces cuando nos presentaron el me llamaba Coco, entonces le pregunté cómo debía llamarlo, y el me dijo: “decime Carlos”. Cuando lo hacía, todos me retaban porque lo llamaba por su nombre en lugar de decirle Sr. Presidente. pero Menen era así. Venía, entraba a la cocina, y saluda nombre por nombre a cada uno de los empleados”.
De esa relación surgió por carácter transitorio el trato con Zulema Yoma. “La última vez que vino D´Onofrio (Rodolfo) vino solo porque Zulemita estaba enferma. Entonces, le envié a ella una orquídea que le encantó”, aclara Coco, que ofrece la prueba al reproducir en su celular el mensaje grabado de Zulemita agradeciendo el gesto.
GCG San Martín, Club Fundador
El San Martín GC, como la mayoría de los clubes fundadores de la AAG, nació de la mano de los ferrocarriles ingleses. Aquellos trabajadores británicos inmigrantes en nuestro país fueron los que plantaron la semilla de nuestro deporte. Coco lo tiene muy presente. Ya se le escuchó en más de una ocasión su deseo de dirigirse a la embajada inglesa de nuestro país solamente para expresar su agradecimientos a quienes importaron al golf a la Argentina.
El Pacific Railway GC fue el nombre original que se le dio al club en 1912 (aunque también era conocido como el Sáenz Peña GC) como iniciativa del personal jerárquico del ferrocarril y recién en 1948 adquirió su denominación actual al ser nacionalizado. Durante todos esos años desfilaron por sus fairways nombres como los de Juan Carlos Posse, responsable de la transformación del trazado en la década del 40, y de Pedro Churio. Es necesario destacar el trabajo y amor que, según las palabras de Lombardini, Ricardo De Udaeta le brindó y le brinda a la cancha.
Profesionales de la talla de Roberto de Vicenzo, Antonio Cerdá, José Jurado, Vicente Fernández y Eduardo Romero, entre otros, también fueron parte de su historia, y en 1963 el GC San Martín fue sede del Abierto de la República que ganó Jorge Ledesma, único Aficionado argentino que se quedó con el premio más importante de nuestro país.
“Me parece muy elegante la sede nueva de la AAG; estoy muy contento por como quedó todo y me sentí muy honrado al ser invitado a la inauguración”, acota Coco sobre el final de la charla, y se guarda una anécdota más para terminar: «Un día estaba regando el césped en mi casa y mi vecino era Piero Vara. Entonces frenó su coche y me pidió que lo acompañará. Dónde?, le dije, y me contesto, vos vení. Agarramos la Panamericana y me llevó a un gran terreno en el medio de la nada. Llegado un punto sacó el drive del baúl y me dijo: pegá. Eso hice y entonces me miró y me confesó: Diste el primer golpe en el Pilar GC. Ahí me contó el gran proyecto que tenía, que hoy es una realidad y donde la AAG también tiene su coqueta casa». Cosas que pasan en la vida de Coco.