El 15 de julio de 1967, Roberto De Vicenzo ganaba el British Open con un score de 278 golpes en la cancha de Hoylake, Inglaterra. Hacía historia con sus 44 años venciendo por dos golpes a Jack Nicklaus, el jugador que más Majors ganó en la historia. Entonces, una multitud alrededor del hoyo 18 le demostró su afecto y el argentino devolvió la gentileza deseando que un británico ganara la edición siguiente. Fue una hazaña difícil de igualar, que determinó que el Consejo Directivo de la Asociación Argentina de Golf, recogiendo una feliz iniciativa del Club Estudiantes de La Plata, instituyera esa fecha como el Día Nacional del Golf. Asimismo la AAG dispuso además la entrega del Premio que lleva su nombre, que desde 1994 ha sido otorgado a las personalidades destacadas que contribuyeron al crecimiento de nuestro deporte.
Este sábado, la personalidad que hizo honor a esa distinción fue Rómulo Zemborain. Su familia, seres más cercanos y amigos de siempre se dieron cita para homenajearlo al cierre de la tercera ronda del Abierto. El Presidente de la AAG Miguel Leeson, el Vicepresidente Andrés Schonbaum y distintos miembros del Consejo Directivo estuvieron presentes en el agasajo, al igual que los Directores de las distintas áreas, Daniel Vizzolini, Guillermo Busso y Carlos Silva.
La ceremonia fue conducida por el actual Director Ejecutivo de la AAG Velio Spano, quien dio detalles precisos sobre los logros que se generaron en la AAG durante las presidencias de Zemborain, y los cambios positivos que generó. Seguidamente, el propio Spano le cedió la palabra a Mark Lawrie, su predecesor y actual Director del R&A para Latinoamérica y El Caribe.
Lawrie ofreció una semblanza desde una perspectiva más personal y profundamente emotiva. Se refirió a Rómulo Zemborain como «su mentor» y, en tren de traer gratas anécdotas de sus vivencias con el homenajeado, recordó con lujo de detalles algunas de ellas; como su primera incursión en The Old Course, donde junto a Jorge Ledesma jugaron, tras el consenso de los tres, sin caddies. Zemborain, que nunca jugó sin caddies, olvidó la bolsa un par de veces después de cada salida. «Es que para Rommy, el caddie es parte esencial en la vida del golfista y el siempre les ha dado ese espacio», afirmó Lawrie, quien admitió además que durante sus viajes junto a él adquirió el hábito de la lectura y logró reencontrase con los clásicos. «Rommy es muy puntual y por eso debíamos llegar con mucha anticipación a cada aeropuerto antes de la partida de cada vuelo. En esas horas de espera me reencontré con Shakespeare y otros autores». Siguiendo por el costado risueño, continuó su relato, «Lo terrible es que no bien se sentaba en la butaca de avión se dormía de inmediato y se despertaba al llegar a destino; entonces preguntaba: ¿tan poco duró el viaje?».
También fue emotivo el momento en el que Víctor Zemborain, su hermano, ganador del Premio AAG años atrás, subió al escenario para felicitarlo y posar para una de las fotos más buscadas de la velada. La ocasión fue ideal, además, para homenajear a los jugadores que durante esta temporada y la anterior supieron destacarse en sus respectivos circuitos, casos como el de Ángel Cabrera, César Monasterio, Fabián Gómez, Tomás Cocha, Jorge Fernández Valdés y Julián Etulain, quienes felicitaron al propio Rómulo con cariño legítimo.
Rommy, cómo se lo conoce afectuosamente en el ambiente, llegó a la presidencia de la AAG en 1990 con Jorge Ocampo como vicepresidente, quien lo acompañó desde el principio y compartió sus mismas ideas y proyectos. El plan de trabajo incluyó, entre otras cosas, la expansión de los servicios de la AAG a los clubes, como las charlas sobre Reglas de Golf y la difusión en los medios de prensa. El fue el artífice principal para que en 1994 se concretara un anhelo que estaba pendiente desde hacía muchos años: la creación de la Escuela de Golf de la AAG en el Driving Range.
Fueron tiempos en los cuales el Abierto de la República adquirió un status de evento internacional, fundamentalmente luego de la firma de un acuerdo con la empresa IMG. Así, nuestro campeonato abierto más importante obtuvo un incremento sustancial en su bolsa de premios y fue parte del European Tour en el 2001, del Challenge Tour entre 2006 y 2008 y, desde el 2012 a la fecha, del PGA Tour Latinoamérica. Durante estos años notables profesionales del PGA Tour y el Tour Europeo visitaron nuestras canchas para formar parte del séptimo campeonato más antiguo del mundo: Tom Watson, Craig Stadler, Jim Furyk, Mark O’Meara, Ian Woosnam, Sergio García, Lanny Wadkins, Mark Calcavecchia, John Cook, Jay Don Blake, Scott Dunlap, Frank Nobilo, David Frost, Scott Hoch, Padraig Harrington y Jesper Parnevik, entre otros.
Entre los desafíos que destacaron la gestión de Romy uno de los más significativos fue la iniciación de las relaciones internacionales que la AAG generó con las entidades rectoras del golf mundial concretando importantes trabajos en conjunto, además de aportes no solo para la AAG sino para todo el golf de la región. La prueba más fehaciente de esto fue quizás el Latin American Amateur Championship, llevado a cabo en enero de este año. Si bien este campeonato coorganizado por The R&A, la USGA y el Augusta National no tuvo lugar durante la presidencia de Romy, mucho le pertenece. Porque Romy fue un dirigente que pensó estrategias y políticas para el desarrollo del golf a largo plazo, sin especular con la mezquindad del rédito inmediato. Cuando Romy tomó la presidencia de la AAG las canchas no llegaban a ser cien en todo el país; cuando se retiró, había más de doscientos cincuenta. La cantidad de jugadores fue duplicada en ese período y los clubes comenzaron a entender el concepto de la profesionalización en sus servicios.
Sin dudas, la gestión de Rómulo Zemborain fue por demás beneficiosa para el golf de nuestro país. Es por ello, que en esta oportunidad el Premio AAG llegó a sus manos en compañía de familiares, amigos y de la gente que siempre lo admiró. Rommy, se suma de esta manera al listado de grandes personalidades que contribuyeron al crecimiento de nuestro deporte.