Históricamente, la fertilización de los céspedes se ha centrado en el nitrógeno (N). De hecho, la información disponible acerca de los requerimientos de nitrógeno para los céspedes es muy abundante, pero muy pocas referencias pueden hallarse acerca del rol del potasio (K) para la producción óptima de los céspedes. Este artículo, presenta evidencia acerca de: los requerimientos de K de los céspedes, la pérdidas por lixiviación debidas al uso de diferentes fuentes de Potasio y la relación existente entre la fertilización con K y N y la calidad y crecimiento del césped.
Rol del Potasio
El potasio fue reconocido como un elemento esencial para el crecimiento de las plantas a mediados del siglo 19, pero a pesar de muchos años de estudio, sus roles específicos en la planta nunca han sido adecuadamente descriptos. A diferencia del N, el azufre (S), fósforo (P) y otros nutrientes de las plantas, el potasio no se combina con otros elementos para formar componentes específicos de las plantas tales como proteínas, grasas y celulosa.
A pesar de ello, algunas posibles funciones del K han sido sugeridas, incluyendo procesos que involucran la formación de proteínas y carbohidratos, relaciones hídricas, activación de enzimas, relaciones energéticas y translocación de asimilados. Más aún, el K favorece a la supervivencia de los céspedes en invierno, resistencia a enfermedades, crecimiento de raíces y resistencia general a otros tipos de condiciones estresantes para las plantas.
El potasio, un macronutriente primario, es segundo en cuanto a su concentración dentro de los tejidos vegetales. Recordemos que primero se encuentra el Nitrógeno. Típicamente, el potasio varía entre 1 y 5 porciento del peso fresco. Con este alto nivel de demanda, es comprensible que la fertilización con K es necesaria para suplir deficiencias en muchas ocasiones.
Influencia del K en el crecimiento aéreo y radicular
La nutrición de los céspedes con K puede ser relacionada no solo a aquellas funciones que se refieren al crecimiento de la parte aérea sino también a una serie de funciones dentro de la planta. En estudios realizados a largo plazo sobre suelos arenosos, existió una respuesta significativa a la aplicación de K en la tasa de crecimiento de plantas de bermudagrass (Tifway), a la vez que la acumulación de thatch no fue promovida significativamente. Las aplicaciones de K también promovieron el aumento en el peso total de materia seca de las raíces. Dicho estudio reporta también que el rendimiento de bermudagrass se incrementó ante un aumento en la tasa de K aplicada -sin considerar la fuente de N, mientras que la respuesta obtenida en el rendimiento de Tifton 44 fue inversa al aumentar la dosis de K cuando fue aplicado NaNO3.
Las diferencias observadas en la respuesta a la fertilización con K han sido relacionadas al tipo de suelo y al contenido de K en el suelo al momento de la aplicación del fertilizante.
Si un suelo contiene una gran reserva de K intercambiable o minerales primarios de potasio, la respuesta observada en el crecimiento debida a la aplicación del K no es muy probable. Sin embargo, los céspedes que crecen en suelos arenosos, o arcillosos con bajas reservas de K han demostrado una alta respuesta a la aplicación de K para un óptimo crecimiento de las plantas. En áreas con altas precipitaciones y altas temperaturas medias diarias, aumentos en la erosión y lixiviación de los suelos reducen la disponibilidad de K, con lo cual la fertilización es necesaria.
Efecto de la fuente de K sobre las pérdidas por lixiviación
La fuente de K de cada fertilizante influye sobre la cantidad de K que es retenida por el suelo – y consecuentemente, la cantidad de K disponible para el césped. Investigaciones realizadas reportan que K2SO4 y K2CO3 eran superiores como fuente de K para bermuda comparadas con KCl y otras fuentes.
Las distintas fuentes consisten en cationes y aniones. En el caso de Cloruro de Potasio (KCl), K+ es el catión (carga positiva) y Cl- es el anión (carga negativa). Las cargas en los componentes intercambiables del suelo son predominantemente negativas, de esta manera el K es atraído y retenido por los sitios de intercambio del suelo, resultando en un rechazo del ion Cloro.
Se ha reconocido por mucho tiempo que los aniones asociados a los cationes en un fertilizante determinado influyen en la retención de dicho catión. En un estudio reciente, el tipo de anión presente en el fertilizante afecta la cantidad de K retenida. La cantidad de K retenida, en presencia de un determinado anión acompañante, tiene el siguiente orden: SiO3 >PO4 >SO4 >Cl >ClO4.
En estudios realizados con lisímetros, el fosfato monopotásico (MKP) y fuentes de K de liberación lenta